viernes, 3 de julio de 2015

¿Tendrá futuro la unión monetaria de Europa? ¿Podrá salvarse Grecia de la enorme crisis por la que atraviesa? ¿Abandonará Grecia el euro? ¿Qué será lo mejor para la Unión Europea, seguir con el euro tal como está, o abandonar la moneda única?

¿Porqué un país tan grande como Estados Unidos puede manejarse con una moneda única, mientras que Europa no puede?

Ríos de tinta se están escribiendo sobre la tragedia que vive Grecia. Nos llegan muchos mensajes pero muy interesados. Hay mucho en juego, no sólo para Grecia. Nos jugamos la continuidad de una eurozona ortodoxa y austera con un modelo economico que nos ha dado una moneda  muy fuerte pero que ha provocado una crisis larga y brutal. Por eso una parte del espectro político y de la sociedad europea rechaza de plano.

En esa sopa de mensajes por tanto hay verdades, mentiras. e intrigas y conspiraciones Tanto sobre las causas del colapso económico de Grecia, un país que no es un ejemplo de sentido colectivo y de administración de los recursos públicos, y sobre las posibles soluciones. Las recetas de la Troika han perdido toda su credibilidad. Basta echar un vistazo a las previsiones económicas calculadas por el FMI desde que empezó a aplicar el primer plan de rescate de Grecia.  Como dice Alberto Garzón, el dirigente de IU;  con rionía: “No entiendo como los griegos no se fían del FMI, si sus políticas solo llevan seis años fallando”. Se refiere a las proyecciones de crecimiento económico en base a sus recetas de ajuste. Según ellas, en 2014 la economía griega debía hacer recuperado el volumen de 2009, pero la realidad es que está 20 puntos por debajo del que había entonces.

Y si nos centramos en las  posibles soluciones que pueden evitar la salida de Grecia del euro, es realmente curioso indagar por qué el preacuerdo del fin de semana del 22 de junio se fue al traste repentinamente. Las objeciones técnicas del FMI al acuerdo Juncker-Tsipras ´fueron determinantes pero parece que detrás se esconden, según desvela en su blog desde la capital comunitaria Bernardo de Miguel, poderosas fuerzas europeas que plantearon objeciones políticas de gran calado, procedentes de varios países de la UE y de varios grupos políticos.
La principal, que Tsipras y sus aliados podían interpretar el acuerdo en ciernes como una victoria y la demostración de que “otra Europa es posible”.  Algo que muchos Gobiernos no estaban dispuestos a aceptar tal y como está el patio político en cada país, con fuerzas emergentes dispuestas a capitalizar el acuerdo y el mensaje de esa nueva Europa. La Comisión se vió presionada para reescribir el acuerdo y Tsipras rompió la baraja.

No está muy claro el papel del FMI en la zancadilla al preacuerdo. En Bruselas se comenta que varios países emergentes con gran poder advirtieron que las ventajas que se le iban a dar a Grecia para pagar nunca se le darían a un país no occidental.  Una versión que se contradice con la que habla del interés geopolítico de estados Unidos, con mucha mano en el Fondo Monetario Internacional, para que Grecia siga en la órbita europea y no se aproxime a Rusia.

De hecho, ahora parece que el Fondo ablanda su postura y admite que Grecia, además de un tercer plan de ayudas, necesita una quita sobre la deuda que soporta.

El organismo estima que el país  necesitará una nueva ayuda de 36.000 millones de euros de los europeos en los tres próximos años aunque apruebe el plan de los acreedores que será sometido a un referéndum el próximo domingo.

En total, las necesidad de financiación de Grecia entre 2015 y 2018 se cifrarían en 50.000 millones de euros, por lo que incluso con el plan presentado por los acreedores internacionales requeriría 36.000 millones de euros más de los socios europeos.
Y como guinda, también cabe decir que sobre los 250.000 millones ya recibidos por Grecia en sus anteriores rescates hay muchas leyendas. Frente a lo que se ha transmitido, no ha servido en su mayoría para pagar gasto corriente. Antes al contrario. Cerca del 89% se ha destinado, según Macropolis.org, a pagar amortizaciones de deuda, pago de intereses, rescates de la banca, recompra de deuda para reestructurarla o pagos de préstamos al FMI.

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