jueves, 16 de diciembre de 2010

Reales posibilidades de vida fuera de nuestro sistema solar: Descubrimientos asombrosos, astrobiología, exoplanetas, pero aún suposiciones e hipótesis que restan por verificar


Vida en el "Planeta X"


"Planeta X" es un hipotético planeta, de una estrella cualquiera, ya sea una estrella perteneciente a nuestra galaxia, es decir, la Vía Láctea, ya sea un planeta perteneciente a una de las tantas galaxias que pueblan el Universo. Esta etiqueta o denominación de "Planeta X", no la debemos confundir en el contexto de este escrito, ni con el "Planeta X Hercólobus" ("Nibiru"), ni con la búsqueda de un hipotético planeta transneptuniano hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, ni con la búsqueda de un supuesto planeta de nuestro sistema solar de dimensiones apreciables, que fue supuesto o anunciado por algunos astrónomos pero que su existencia jamás pudo ser comprobada en forma fehaciente.





Y nos preguntamos: ¿Cuáles serían las condiciones básicas, los requisitos indispensables, para que tal lejano mundo que provisoriamente llamamos "Planeta X" fuera habitable?

De acuerdo a los conocimientos actuales, dichas condiciones deberían ser las siguientes:


En primer lugar la "masa" del planeta. Cuando hablamos de masa, no nos referimos al volumen, es decir al tamaño. Por masa en física, se entiende cantidad de materia. Dicha masa debería estar comprendida dentro de determinados parámetros, no podría exceder ciertos límites, ni tampoco ser insignificante. Si la masa fuera muy pequeña, la fuerza de gravedad sería tan débil, que no le permitiría al planeta retener una atmósfera, y menos, una atmósfera respirable, una atmósfera utilizable por seres vivos.

Si por el contrario, la masa fuera aumentando hasta niveles descomunales, los organismos vivientes que eventualmente se hubieran desarrollado o que se podrían haber desarrollado, morirían aplastados contra la superficie, o estrujados en los fluidos pastosos donde eventualmente pudieran haber prosperado.


En segundo término, el "período de rotación" del planeta, no debería diferir mucho de cuatro días terrestres o menos, a fin de asegurar que las temperaturas no fueran excesivamente altas durante el día, ni excesivamente bajas durante la noche.


En tercer lugar, el "eje de rotación" y el "nivel de iluminación" que el planeta reciba de su "sol" o de sus "soles", deberían estar combinados de manera tal, de asegurar que no existan diferencias muy acentuadas de temperatura entre las diferentes partes de la superficie del astro, o de los medios acuosos o pastosos que se encontraran en él.


En cuarto lugar, la "órbita" del planeta (la trayectoria en torno a su estrella central), no debería diferir demasiada de la forma circular, a efectos de que el imaginario e hipotético astro, no se vaporizara cuando pasara por el perihelio, ni se congelara en el afelio.

Recuérdese que se entiende por perihelio el punto de la órbita más próximo al "sol" (al astro fulgente), y por afelio el punto más alejado.

De acuerdo con la Primera Ley de Képler, los planetas describen órbitas con forma de elipses alrededor del Sol, ocupando éste uno de los focos. Ahora bien, existen elipses y elipses: algunas muy alargadas (excéntricas) como las de los cometas, mientras que otras son casi circulares, como las que describen los planetas de nuestro sistema solar.


En quinto lugar, la "estrella central" del planeta, no debería diferir demasiado de nuestro Sol, ni en masa ni en luminosidad, a efectos de asegurar niveles adecuados de iluminación y de tipo de radiación sobre la superficie planetaria.





En sexto lugar, si el planeta se trasladara en torno a una estrella doble (estos sistemas binarios abundan en el cosmos), se requeriría que las dos estrellas se encontraran muy cercanas entre sí, o bien que se encontraran suficientemente alejadas una de otra (y en este último caso el planeta en cuestión debería orbitar alrededor de una de ellas), para así y en ambas situaciones, eventualmente asegurar la estabilidad del plano de la órbita, y también niveles adecuados y regulares de iluminación.

Finalmente, para eventualmente permitir formas complejas de vida similares a las terrestres, desarrolladas en una atmósfera respirable, se requiere que el planeta tenga por lo menos una antigüedad de 3.000 millones de años, para así dar tiempo a que se produzca la evolución natural de la vida.

Si se satisfacen todos los requisitos recién enumerados, y otros más que por ahora no señalamos, entonces existiría una posibilidad, óptima, y razonable, y lógica, de que ese supuesto planeta fuera habitable.

Planetas habitables

Dentro de nuestro Sistema Solar, los planetas Mercurio, el más próximo al Sol, y por otro lado, los planetas gigantes gaseosos, Júpiter, Saturno, Urano, y Neptuno, no cumplen con muchos de los requisitos señalados, y por tanto no serían mundos propicios para la vida.

Obviamente, también deberíamos descartar a Plutón, por estar muy alejado del Sol, y por tener una masa bastante reducida.

Los planetas telúricos (es decir parecidos a la Tierra), vecinos a nuestro mundo, Venus y Marte, deben ser estudiados con más detalle aún, pero desde ya, podemos adelantar que en líneas generales no parecen planetas habitables.

Fuera de nuestro Sistema Solar, existen miles de millones de estrellas, conformando la Galaxia Vía Láctea, a la cual nuestro Sistema Solar pertenece. Es probable, que muchas de tales estrellas contengan planetas describiendo órbitas elípticas a su alrededor. Y es posible, que algunos de dichos planetas reúnan las condiciones de habitabilidad antes enumeradas.

De ser esto cierto, en tales planetas podría existir vida similar a la de la Tierra.

Afirmamos que la biología en el Planeta X, tal vez debería tener mucho en común con la que sustenta las formas de vida que se desarrollan en nuestro mundo, porque la misma química y las mismas leyes naturales prevalecen en todo el Universo que podemos explorar (según ha sostenido Harlow Shapley en "Estrellas y Hombres" ).

Por supuesto que lo establecido para la Vía Láctea, también puede aplicarse a cada una de las galaxias que conforman el Universo, y que, tal como puede apreciarse por medio de los grandes y potentes telescopios, se cuentan por miles de millones.

Todo lo expuesto abre por cierto muy interesantes posibilidades para la exovida (con biología basada en el carbono, con biología basada en el silicio, en entornos supuestamente muy poco favorables para la vida, como por ejemplo el fondo profundo de nuestros océanos terrestres donde se dan enormes presiones, o como por ejemplo en un medio con mucha presencia de arsénico).

Las bioquímicas alternativas que podrían ser propicias para alguna forma de vida podrían ser unas cuantas. Por ejemplo, bioquímicas propicias sin carbono, podrían ser la del silicio, la del boro, la del nitrógeno y fósforo. Y bioquímicas propicias sin agua podrían ser las basadas en el amoníaco, o las basadas en el fluoruro de hidrógeno.

Soñemos. Imaginemos. Exploremos. Interpretemos. Lo más probable es que no estemos solos en este Universo.

Hola. Aquí planeta Tierra. ¿Hay alguien ahí? Cambio.




CULTUREMAS PARA EL SIGLO XXI, HIPERTEXTOS EDUCATIVOS, SAPIENCIARIO DE DIGIMUNDO

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